BIENVENIDO
El humilde propósito de este sitio no es otro que el de, como dice Dōgen Zenji en el Fukanzazengi, intentar «ocuparse de los fundamentos de la Vía del Buda».
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Iremos publicando periódicamente nuevas traducciones y otros textos en la sección Textos. Estos son los tres últimos:
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En el diario de su viaje a China, recién llegado al país y todavía alojado en el barco que lo había llevado, Dōgen conoció casualmente a un viejo monje que era el tenzo (cocinero) del templo de la montaña A-yū-wang. Después de unas cuantas preguntas, Dōgen le dijo:
«Venerable señor, ¿por qué ocuparse usted mismo a su edad del complejo trabajo como cocinero? ¿Por qué no simplemente practicar zazen y estudiar los kōan de los antiguos maestros?»
«Amigo extranjero, parece que no entiendes de verdad la práctica ni las enseñanzas de los antiguos».
Dōgen continúa: Al escuchar las palabras del viejo monje me sentí avergonzado y sorprendido. Pregunté: «¿Qué es la práctica? ¿Qué son las enseñanzas?»
El tenzo dijo: «Continúa preguntándote y penetrando este asunto y así serás alguien que entienda».
Pero yo no sabía de lo que estaba hablando y entonces el tenzo dijo: «Si no entiendes ven a verme a A-yū-wang alguna vez. Hablaremos sobre el significado de las enseñanzas».
…
Unos meses más tarde el viejo tenzo fue a visitar a Dōgen al monte Tiantong y le dijo:
Un compañero monje me dijo que estabas aquí, por lo que vine a ver cómo estabas entendiendo.
Dōgen continúa: cuando mencioné nuestrá discusión en el barco sobre las enseñanzas y la práctica, el tenzo dijo: «Si quieres entender las enseñanzas debes profundizar en lo que son las enseñanzas. Si quieres practicar, debes entender lo que es la práctica».
Dōgen preguntó: «¿Qué son las enseñanzas?»
El tenzo dijo: «Uno, dos, tres, cuatro, cinco».
Dōgen preguntó de nuevo: «Qué es la práctica?»
«Por todas partes, nada está oculto».
El monje y maestro Zen, Shōhaku Okumura, en un comentario al imprescindible Genjōkōan de Dōgen, dice:
Shikantaza, el zazen enseñado por Dōgen Zenji, es una práctica única, incluso si es confrontada con las prácticas de meditación seguidas por las distintas tradiciones budistas. Al practicar shikantaza no hacemos otra cosa que sentarnos con el entero cuerpo y mente. No hacemos nada con la mente, por ello de hecho no se trata de una práctica de meditación. En este zazen no practicamos con un mantra y no contemplamos nada. No contamos ni observamos la respiración. No buscamos concentrar la mente sobre un objeto en particular ni usamos cualquier otra técnica de respiración; nos limitamos en verdad a sentarnos con cuerpo y mente. Nos sentamos simplemente con los ojos abiertos en una postura erecta y respiramos de forma profunda, tranquila con la nariz y desde el abdomen. Cuando nos sentamos en esta postura, incluso si permanecemos inmóviles, los órganos vitales no dejan de funcionar, el corazón continua latiendo y el estómago digiriendo. Durante zazen cada órgano individual del cuerpo continua desarrollando su función y no existe razón por la que no deba hacerlo también el cerebro. Igual que la función de la tiroides es secretar hormonas, la del cerebro es secretar pensamientos, que surgen continuamente de la mente. Sin embargo en zazen la práctica consiste en dejarlos estar, permitimos a cada cosa florecer y desaparecer libremente. No atrapamos nada, no buscamos controlar nada. Tan solo nos sentamos.
Sentarse en zazen es una práctica muy simple, pero simple no significa necesariamente fácil. Al mismo tiempo es una práctica muy profunda. Durante zazen no obtenemos nada. Como decía Kodo Sawaki Roshi, zazen no sirve para nada. Sin embargo es en sí mismo Budadharma y cuando en esta práctica evitamos «hacer», el yo es iluminado y concretado por todas las cosas. Shikantaza no es una práctica realizada por el individuo. Más bien, es una práctica en la que dejamos que se vaya el yo kármico individual que busca constantemente satisfacer los propios deseos. En zazen se manifiesta el verdadero yo, el yo es una única cosa con el universo entero.