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«Existencia-Tiempo» (1) · Extracto del ensayo Shōbōgenzō Uji · Eihei Dōgen
Un buda eterno dice:
A veces estando de pie en la cima del pico más alto,
a veces avanzando por el fondo del océano más profundo,
a veces tres cabezas y ocho brazos,
a veces [el cuerpo dorado] de tres o cinco metros,
a veces un bastón o un espantamoscas,
a veces una columna exterior o una linterna de piedra,
a veces el tercer hijo de Chang o el cuarto hijo de Li,
a veces la Tierra y el vacío.
En estas palabras «a veces», el tiempo es justamente la existencia, y toda la existencia es el tiempo. El cuerpo dorado de cinco metros es el tiempo en sí mismo. Puesto que es el tiempo, tiene la luminosidad resplandeciente del tiempo. Deberíamos aprenderlo como las doce horas de hoy. Las tres cabezas y los ocho brazos son el tiempo en sí mismo. Puesto que son el tiempo, son exactamente lo mismo que las doce horas de hoy. Nunca podemos medir cómo de largas y distantes o cómo de cortas y comprimidas son las doce horas; al mismo tiempo, lo llamamos «doce horas». El ir y venir de las direcciones y huellas [del tiempo] es claro y por eso la gente no lo duda. No lo dudan, pero eso no quiere decir que lo conozcan. Las dudas que todos los seres, por nuestra naturaleza, tenemos sobre todas las cosas y hechos que desconocemos son inconsistentes; por tanto, nuestra historia pasada de la duda no siempre corresponde exactamente a nuestra duda de ahora. Podemos decir por ahora, sin embargo, que la duda no es otra cosa que tiempo. Ponemos nuestro sí mismo en orden, y vemos [el estado resultante] como todo el universo. Cada individuo y cada objeto en este universo completo deberían ser vislumbrados como momentos particulares de tiempo. El objeto no obstaculiza al objeto, de la misma manera que el instante de tiempo no obstaculiza el instante de tiempo. Por esta razón, hay mentes que están compuestas en el mismo instante de tiempo, y hay instantes del tiempo en los cuales está compuesta la misma mente. La práctica y la realización de la verdad son también así. Ordenando el sí mismo, vemos lo que es. La verdad de que el sí mismo es tiempo es así. Deberíamos aprender en la práctica que, debido a esta verdad, toda la Tierra incluye la miríada de fenómenos y cientos de cosas, y cada fenómeno y cada cosa existe en toda la Tierra. Este ir y venir es un primer paso [en la vía] de la práctica. Cuando llegamos al campo de lo inefale, hay solo una cosa [concreta] y un fenómeno [concreto], aquí y ahora, [más allá del] entendimiento de las cosas y el no-entendimiento de las cosas. Puesto que la [existencia real] es solo este instante exacto, todos los momentos del tiempo existente son todo el tiempo, y todas las cosas existentes y los fenomenos existentes son tiempo. Toda la existencia, todo el universo, existen en instante particulares de tiempo. Detengámonos a reflexionar sobre si algo de toda la existencia o algo de todo el universo se ha fugado del tiempo del instante presente. Aun en el tiempo de la persona común que no aprende el Dharma del Buda, hay visiones y opiniones; cuando escucha las palabras «tiempo existente», piensa: «A veces me convierto en [un demonio furioso con] tres cabezas y ocho brazos, y a vces me convierto en el [cuerpo dorado del Buda] de tres o cinco metros. Por ejemplo, eso era como cruzar un río o cruzar una montaña. La montaña y el río pueden existir todavía, pero ahora que los he cruzado y vivo en un palacio precioso con torres carmesíes, la montaña y el río están [tan distantes] de mí como el cielo lo está de la Tierra». Pero el verdadero razonamiento no está limitado a esta única línea [de pensamiento]. Esto quiere decir que cuando yo estaba escalando una montaña o cruzando un río, estaba ahí en ese momento. Tiene que haber habido tiempo en mí. Y de hecho yo existo ahora, [de manera que] el tiempo no podría haberse ido. Si el tiempo no tiene la forma de ir y venir, el tiempo de escalar una montaña es el presente como tiempo existente. Si el tiempo conserva la forma de ir y venir, tengo este instante presente del tiempo existente, el cual es justo el tiempo-existente en sí mismo. ¿Cómo podría ese tiempo de escalar una montaña y cruzar el río no tragar ni vomitar este tiempo [ahora] en el palacio precioso con las torres carmesíes? Las tres cabezas y los ocho brazos eran tiempo ayer, el [cuerpo dorado] de tres o cinco metros es tiempo hoy. Aun así, este principio budista de ayer y hoy es simplemente sobre los instantes en los que vamos directamente a las montañas y miramos a través de mil o diez mil picos; no es sobre lo que ha pasado. Las tres cabezas y los ocho brazos pasan instantáneamente como mi tiempo existente: aunque parezcan estar en la distancia, son [instantes] del presente. Siendo esto así, los pinos son tiempo y los bambúes son tiempo. No deberíamos entender tan solo que el tiempo vuela. No deberíamos aprender que «volar» es la única habilidad del tiempo. Si solo dejamos que el tiempo vuele, algunas lagunas pueden aparecer. Aquellos que no experimentan y escuchan la verdad del tiempo existente lo hacen así, porque entienden [el tiempo] solo como habiendo pasado. Para asir el núcleo y expresarlo: todo lo que existe a través de todo el universo se alinea en series y al mismo tiempo son instantes particulares de tiempo. Puesto que [el tiempo] es el tiempo existente, ello es mi tiempo existente. El tiempo existente tiene la virtud de pasar en series de instantes. Esto quiere decir que desde hoy pasa a través de series de instantes hasta mañana; desde hoy pasa a través de series de instantes hasta ayer; desde ayer pasa a través de series de instantes hasta hoy; desde hoy pasa a través de series de instantes hasta hoy, y desde mañana pasa a través de series de instantes hasta mañana. Puesto que el paso a través de instantes separados es una virtud del tiempo, los instantes del pasado y el presente ni son apilados unos encima de los otros ni alineados en una fila, y, por la misma razón Seigen es tiempo, Ōbaku es tiempo, y Kozei y Sekito son tiempo. Debido a que sujeto-y-objeto ya es tiempo, práctica-y-experiencia es instantes de tiempo. Ir al barro e ir al agua, igualmente, son tiempo. La visión de hoy de la persona común y las causas y condiciones de [esa] visión son lo que la persona común experimenta, pero no la realidad de la persona común. Es simplemente que la realidad, por ahora, ha convertido a una persona común en sus causas y condiciones. Puesto que entiende este tiempo y esta existencia son distintos de la realidad en sí misma, considera que el «cuerpo de cinco metros está más allá de mí». Los intentos de evitar [el asunto pensando] «nunca soy el cuerpo de cinco metros» son también destellos del tiempo existente; son atisbos de él de una persona que todavía tiene que realizarlo en la experiencia y apoyarse en él. El [tiempo existente], que también causa que el caballo y la oveja estén dispuestos como están hoy en el mundo, es un ascenso y caída, siendo algo inefable que permanece en su lugar en el Dharma. La rata es tiempo y el tigre es tiempo, los seres vivos son tiempo y los budas son tiempo. Este tiempo experimenta todo el universo usando tres cabezas y ocho brazos y experimenta todo el universo usando el cuerpo dorado de cinco metros. Realizar universalmente todo el universo usando todo el universo se llama «realizar perfectamente». El promulgar del cuerpo dorado de cinco metros usando el cuerpo dorado de cinco metros se realiza como el establecimiento de la mente, como el practicar, como el estado del bodhi y como el nirvāṇa. Es decir, como la existencia en sí misma y el tiempo en sí mismo. No es otra cosa que la realización perfecta del tiempo completo como toda la existencia: no hay nada que sobre en absoluto. Puesto que algo que sobra es simplemente algo que sobra, incluso un instante de la mitad del tiempo existente realizado perfectamente es la realización perfecta de la mitad del tiempo existente. Incluso aquellas fases en las que parecemos ser descuidadamente ignorantes son también la existencia. Si lo dejamos completamente en manos de la existencia, incluso aunque [los instantes] antes y después se manifiesten descuidadamente ignorantes, se mantienen en su sitio como tiempo existente. Mantenernos en nuestros sitio en el Dharma en el estado de actividad vigorosa es justamente el tiempo existente. No deberíamos enturbiarlo [interpretándolo] como «estar sin» y no deberíamos forzadamente llamarlo «existencia». En relación con el tiempo, luchamos por comprender cómo pasa ralentizadamente; no lo comprendemos intelectualmente como lo que está por venir. Incluso aunque la comprensión intelectual sea tiempo, ninguna circunstancia está jamás influenciada por él. Los sacos de piel [humanos] reconocen [el tiempo] como ir y venir. Nadie lo ha penetrado como tiempo existente permaneciendo en su sitio; ¿cuánto menos podría cualquiera experimentar el tiempo habiendo pasado a través de la puerta? Incluso [entre aquellos que] son conscientes de mantenerse en su sitio, ¿quién puede expresar el estado de haber realizado ya lo inefable? Incluso [entre aquellos que] han estado afirmando durante mucho tiempo que son así, no hay ninguno que no esté todavía buscando a tientas la manifestación, [que está] ante ellos, de las características reales. Si dejamos [incluso el bodhi y el nirvāṇa] tal y como son en el tiempo existente de la persona común, incluso el bodhi y el nirvāṇa son -[aunque] simplemente una forma que va y viene- el tiempo existente.
En resumen, sin ninguna cesación de restricciones ni obstáculos, el tiempo existente se realiza. Los reyes celestiales y las multitudes celestiales, que ahora aparecen a la derecha y aparecen a la izquierda, son el tiempo existente en el cual nos estamos esforzando. En otra parte, los seres del tiempo existente de tierra y mar [también] se realizan ahora a través de nuestro propio esfuerzo. Las muchas clases de ser y los muchos seres particulares que [viven] como tiempo existente en la oscuridad y la claridad son todos la realización de nuestro propio esfuerzo y la continuidad instantánea de nuestro esfuerzo. Deberíamos aprender en la práctica que sin la continuidad instantánea de nuestro propio esfuerzo en el presente, ni un solo dharma ni una única cosa podrían ser nunca realizados o nunca continuar desde un instante al siguiente. No deberíamos nunca aprender que el paso de un instante al siguiente es como el movimiento del este y el oeste del viento y la lluvia. Todo el universo no está ni más allá del movimiento y el cambio ni más allá del progreso o el retroceso: él es el paso de un momento al siguiente. Un ejemplo del paso del tiempo es la primavera. La primavera tiene innumerables aspectos diferentes que llamamos «un paso del tiempo». Deberíamos aprender en la práctica que el paso instantáneo del tiempo continúa sin haber allí nada externo. El paso instantáneo de la primavera, por ejemplo, pasa inevitablemente, de instante a instante, a través de la primavera misma. No es que «el paso instantáneo del tiempo» sea la primavera; más bien, puesto que la primavera es el paso instantáneo del tiempo, el paso del tiempo ha realizado la verdad ya en el aquí y ahora de la primavera. Deberíamos estudiar [esto] detenidamente, regresando a ello y dejándolo una y otra vez. Si pensamos, al tratar el paso momentáneo del tiempo, que las circunstancia son [solo] cosas particulares del exterior, mientras algo que pueda pasar de instante a instante vaya hacia el este a través de cientos de miles de mundos y a través de cientos de miles de kalpas, no nos estaremos dedicando exclusivamente al aprendizaje budista de la práctica.
Créditos: Véase Libros Recomendados «Shōbōgenzō» Eihei Dōgen.
– Notas –
(1)
En esta versión, uji está traducido como «existencia-tiempo». Para otras posibilidades, véase la Nota 1 del Discurso en la Sala del Dharma número 266 «Demostraciones de práctica clarificadas con el viento del amanecer».