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Dichos de Zhàozhōu [Jōshū]

Canto para las doce horas del día

525. Canto para las doce horas del día (1) (Dichos de Zhaozhou)

El gallo canta. La primera hora del día [alrededor de la 1am – 3am].
Consciente de la tristeza, decaído y fuera de lugar pero levantándose.

No hay ni hábitos ni camisetas,
solo algo que se parece un poco a un manto.
El calzoncillo con la cintura floja, los pantalones hechos jirones,
una cabeza cubierta con quince kilos de polvo negro.
De esta forma, desear practicar y ayudar a la gente, 
quién sabe qué, lo contrario, es ser un estúpido.

 

El sol al nivel del suelo. La segunda hora del día [alrededor de las 3am – 5am].
Un templo destartalado en un pueblo desierto – no hay nada que valga la pena decir.

En las gachas de la mañana no hay ni un grano de arroz,
ociosamente frente a la ventana abierta y sus sucias rendijas.
Solo los gorriones charlando, nadie de quien ser amigo,
sentado solo, de vez en cuando oyendo las hojas caídas a la carrera.
¿Quién dijo que dejar el hogar es cortar los gustos y los rechazos?
si pienso en ello, antes de darme cuenta hay lágrimas mojando
mi pañuelo.

 

El sol aparece. La tercera hora del día [alrededor de las 5am – 7am].
La pureza se está convirtiendo en pasiones compulsivas.

El mérito de hacer algo (2) es ser enterrado en la tierra,
el dominio ilimitado no ha sido aún recorrido.
A menudo las cejas están unidas, casi nunca el corazón está contento,
es difícil soportar a los viejos arrugados del pueblo del este.
Nunca han traído donaciones aquí,
un burro sin atar come las hierbas delante de mi habitación.

 

Hora de comer. La cuarta hora del día [alrededor de las 7am – 9am].
Trabajando vagamente para encender un fuego y contemplarlo desde todos los lados.

Los pasteles y las galletas se acabaron el año pasado,
pensando hoy en ellos y tragándome mi saliva vacía.
Casi nunca tengo las cosas juntas, suspirando sin cesar,
entre tanta gente no hay hombres buenos.
Los que vienen aquí solo piden tomar una taza de té,
si no consiguen ninguna, se marchan farfullando rabia.

 

Media mañana. La quinta hora del día [alrededor de las 9am – 11am].
Afeitando mi cabeza, ¿quién habría supuesto que esto sería así?

Nada en particular me hizo pedir ser un monje de pueblo,
marginado, hambriento y solitario, sintiendo que podría morir.
El señor Chang y el señor Lee, (3)
jamás han mostrado el más mínimo respeto por mí.
Hace un rato llegaste a mi puerta,
pero solo pediste prestado un poco de té y papel.

 

El sol en el sur. La sexta hora del día [alrededor de las 11am – 1pm].
Para hacer las visitas para conseguir arroz y té (4) no hay ningún arreglo especial.

Habiendo ido a las casas del sur, yendo a las casas
del norte.
por descontado, a lo largo de todo el camino a las casas del norte solo me dan
excusas.
La sal amarga, la cebada agria,
una pasta de arroz molido mezclada con acelgas.
A esto solo se le puede llamar «no ser negligente en la ofrenda»,
la mente de Tao (5) de un monje tiene que solidificarse.

 

El sol descendiendo. La séptima hora del día [alrededor de las 1pm – 3pm].
Dándole la vuelta a las cosas, sin caminar en el dominio de la luz y la sombra. (6)

Una vez escuché: «Comiendo una vez hasta hartarse, cien
días de hambre se olvidan»,
hoy mi cuerpo es precisamente esto.
Sin estudiar el Ch’an (Zen), sin debatir los principios, extendiendo estas cañas rotas y durmiendo al sol.
Puedes imaginarte más allá del Cielo Tuṣita, (7)
pero no es tan bueno como este sol tostando mi espalda.

 

El final de la tarde. La octava hora del día [alrededor de las 3pm – 5pm].
Y hay alguien quemando incienso y haciendo postraciones.

De estas cinco ancianas, tres tienen bocio,
las otras dos tienen la cara negra con arrugas.
El té de linaza, ¡es tan raro!,
los dos Reyes Diamante (8) no necesitan molestarse en flexionar sus músculos.
Ruego para que el año que viene, cuando la seda y la cebada estén maduras,
Rahula-ji (9) me diga algo.

 

El sol se ha puesto. La novena hora del día [alrededor de las 5pm – 7pm].
Salvo el yermo abandonado, ¿qué hay que proteger?

La grandeza de un monje es fluir sin ninguna obligación en
particular,
un monje que va de templo en templo tiene la eternidad.
Las palabras que van más allá del guión no provienen de la
boca,
continuando sin propósito donde los hijos de Śākyamuni lo dejaron.
Un bastón de madera basta de zarza;
no es solo para subir a las montañas sino también para ahuyentar a los perros.

 

Oscuridad dorada. La décima hora del día [alrededor de las 7pm – 9pm].
Sentado solo en la oscuridad de una simple habitación vacía.

Por siempre inquebrantable por el parpadeo de las velas,
la pureza frente a mí es completamente negra. (10)
Sin siquiera escuchar una campana (11) pasando el día desocupadamente,
solo escucho el ruidoso correteo de las viejas ratas.
¿Qué más hay que hacer para tener sentimientos? (12)
Cualquier cosa que pienso es un pensamiento de Pāramitā. (13)

 

Hora de acostarse. La undécima hora del día [alrededor de las 9pm – 11pm].
La luminosa luna frente a la puerta, ¿a quién se le envidia?

Volviendo a entrar, mi única pena es que sea hora de ir a
dormir,
aparte de la ropa de mi espalda, ¿qué cubiertas se necesitan?
El monje principal Liu, el asceta Chang,
hablando de bondad con sus labios, ¡qué excelente!
No importa si mi bolsa vacía (14) se vacía,
si preguntas por ello, nunca entenderías todas las razones de
ello.

 

Medianoche. La duodécima hora del día [alrededor de las 11pm – 1am].
Este sentimiento, (15) ¿cómo puede cesar aunque sea por un momento?

Pensando en la gente del mundo que han dejado el hogar,
parece que he sido un monje de templo durante mucho tiempo.
Una cama sucia, una estera de caña destrozada,
una vieja almohada de bloque de olmo sin ningún relleno.
Sin ofrecer nada de incienso árabe (16) a la imagen sagrada (17)
Oyendo solamente la mierda de los bueyes en las cenizas.

 

(Traducido de: véase Libros Recomendados «The Recorded Sayings of Zen Master Joshu [Zhaozhou]», James Green, Shambhala, 1998″).

Este texto está disponible en PDF (4 hojas): «Canto para las doce horas del día» [Zhaozhou].

Canto para las doce horas del día · Eihei Kōroku
Imagen de Jaesung An en Pixabay

– Notas –

(1)

La hora china equivale a dos horas occidentales.

(N. del T.)

En el sistema chino había doce horas en el día, correspondientes a los doce animales del zodiaco chino. Varios maestros zen escribieron colecciones de versos similares sobre las doce horas. Puedes leer los «Versos para las doce horas» de Dōgen haciendo clic en el enlace.

(2)

Acción motivada que tiene un objetivo o propósito.

(3)

Estos nombres se usan como «Señor Fulano» y «Señor Mengano» para referirse a cualquiera.

(4)

Mendigando.

(5)

Literalmente «mente de la Vía», se refiere a la mente de la iluminación.

(6)

«Luz y sombra» también quiere decir «tiempo».

(7)

El Cielo Tuṣita es donde reside Maitreya, el Buda del futuro.

(8)

Los «Reyes Diamante» se refiere a dos reyes semidioses que son los guardianes del BudaDharma.

(9)

Rahula fue uno de los diez discípulos del Buda Śākyamuni. Fue especialmente experto en la enseñanza esotérica y en la curación. El apelativo «ji» después de su nombre muestra aprecio.

(10)

Literalmente «como la laca de Chin-chou (Kinshu)».

(11)

Las campanas se hacían sonar para señalar las horas del día en las ciudades y en los templos.

(12)

Los sentimientos naturales inherentes al ser humano.

(13)

Pāramitā quiere decir en este caso haber entrado en las dimensiones de la iluminación. Cada pensamiento es un «pensamiento iluminado».

(14)

Se refiere tanto a un monedero como también, metaforicamente, al cuerpo. La «bolsa vacía que se está vaciando» se refiere a la muerte.

(15)

El estado mental de la iluminación.

(16)

El incienso árabe era el más caro.

(17)

La estatua de Buda.

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Canto para las doce horas del día